Una sepsis, infección generalizada, se llevó la vida de un padre, hermano y amigo. Sus familiares recibieron una indemnización de 120.000 euros al comprobarse una suma de acciones de negligencia médica ejemplarizantes sobre lo que no se debe hacer en traumatología.
Lo que sería una feliz recuperación tras una intervención de cambio de una prótesis de rodilla se convirtió en una sepsis, infección generalizada, con trágico desenlace para un paciente en Murcia. El paciente entró en urgencias por sangrado de la herida quirúrgica; se sumaron días en los que se ralentizó la decisión de cambiar la prótesis. La evolución de la infección continuó hasta el punto de decidir amputar la pierna, mientras la evolución de la infección no se controló; se pasó por todas las etapas de la sepsis, hasta el shock séptico, que derivó en la muerte, un caso de negligencia con fatales consecuencias.
El daño que puede llegar a producir una infección depende de cuánto se deje evolucionar. Ya que el éxito reside en la rapidez diagnóstica y terapéutica, no deben escatimarse medios y esfuerzos en la lucha contra una infección en el momento que se detecta ya que la desidia puede resultar mortal como ocurrió en este caso.